El tipo aplicable en cada operación es el vigente en el momento en que se devenga el impuesto. En las operaciones más habituales (por ejemplo, en el caso de ventas de mercancías, etc.), el tipo aplicable es el vigente en el momento de entrega del bien. En el caso de prestaciones de servicios, el tipo de IVA aplicable es el vigente en el momento en que se entiende que se ha prestado el servicio.
Hay excepciones a estas reglas generales. Por ejemplo, en caso de pagos anticipados, el IVA aplicable es el de la fecha de pago, y no el vigente en el momento de la entrega del bien. No hay ningún inconveniente en que, si en una misma operación hay varios pagos anticipados, cada uno de estos pagos tribute a un tipo impositivio distinto.
En las operaciones de trato sucesivo o continuado (por ejemplo, arrendamientos o suministros), el tipo aplicable es el vigente en el momento en que sea exigible la parte del precio que corresponde a cada periodo. Por lo tanto, en caso de que se haya pactado contractualmente que el precio es exigible anticipadamente en una determinada fecha, el tipo aplicable a toda la operación es el vigente en esta fecha. Y a la inversa: en caso de, por ejemplo, arrendamientos en el que se pacta contractualmente que el precio se pagará a la cabeza de 60 días de finalización de cada periodo, el tipo impositivo aplicable es el vigente en la fecha de exigibilidad del precio (al final de los 60 días).
En el caso de modificaciones de la base imponible, (por impago de facturas, por ejemplo), debido a que no se produce un nuevo hecho imponible, el tipo impositivo será el vigente a la fecha de la factura rectificada.
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